«Sin embargo, en el discurso político-económico portugués, España es quizá un modelo de referencia más que un socio estratégico de primer orden. Los portugueses miran con una cierta envidia sana los índices de crecimiento de España. Realmente los fondos europeos han contribuido al nuevo milagro económico español, mientras que en Portugal se tiene la sensación de no haber aprovechado lo suficiente el tiempo y el dinero otorgados por Bruselas, algo que España sí supo hacer desde el primer momento de su adhesión. Con todo, las inversiones españolas en Portugal siguen suscitando suspicacias en medios políticos y financieros, lo que no sucede en el caso de los capitales franceses, británicos o americanos, por citar algunos ejemplos.»
Antonio R. Rubio Pio, ARI nº10/2006, R.I.E.
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